No hace muchos años estábamos habituados a procesos de trabajo manuales, donde la intervención de la tecnología se limitaba casi meramente al transporte de la información. Por citar un ejemplo muy gráfico: el fax.
En poco tiempo, la tecnología ha revolucionado las empresas, hasta el punto de que hoy es común agendar una reunión por voz o escribir un documento al mismo tiempo entre varias personas utilizando una solución de colaboración en línea, pero, ¿qué hay detrás de todos estos cambios?
Dos factores influyeron de forma muy directa. Uno muy visible: la llegada a nuestras vidas de los teléfonos inteligentes, allá por el 2007, que cambió drásticamente nuestra forma de comunicarnos y de trabajar. Y otro menos visible, pero también muy importante: la irrupción de cloud computing en las “tripas” de todos nuestros sistemas.
La importancia de la nube en el ecosistema digital
Cloud permite consumir capacidad de cómputo bajo demanda, y ha significado un avance importantísimo en muchos niveles, estableciéndose como los cimientos de esta casa que llamamos digitalización.
Tecnologías de consumo habitual hoy en día como el big data no existirían sin cloud, no porque no funcionen fuera de este tipo de entornos, sino por la aleatoriedad en la generación de un evento que es difícil de predecir. Por ejemplo, el 24 de Marzo de 2015 GermanWings tuvo un sonado accidente de avión provocado por su piloto, que conllevó un volumen masivo de contacto en todas las líneas aéreas europeas por múltiples medios y al mismo tiempo.
La imposibilidad de predecir esos eventos hace que sea necesario disponer de tecnologías que permitan surtir los picos de necesidad de información, como pudimos ver en este momento. Aquellas compañías que estaban adecuadamente preparadas pudieron atender todo el volumen adicional de contactos sin problemas, y prestar servicio a sus clientes con total normalidad, mientras que las que no disponían de la tecnología adecuada tuvieron saturación y retrasos ese día y los siguientes, perdiendo una gran cantidad de dinero en el proceso como consecuencia de un evento que no era su responsabilidad.
Lo mismo sucede en el ámbito de la fabricación con el Internet de las cosas "Internet of Things". La sensorización de todos los elementos de una fábrica “per se” no aporta valor a la compañía si no se hace nada con ésta información. El valor se consigue cuando todos estos sensores que que emiten información la vuelcan en un colector que permita su análisis en tiempo real y de forma global, por lo tanto, generando un volumen de información muy alto que nos permite tomar mejores decisiones, o incluso automatizar las mismas. Un ejemplo muy visible en este nivel es la gestión automática de la producción láctea, muy dependiente de información externa como la temperatura de la semana en curso.
Estos procesos, además, permiten la modelización de los patrones de consumo, añadiendo información útil que permita refinar, y por lo tanto predecir cada vez con más precisión, los hábitos de consumo de nuestros clientes. Siguiendo con el ejemplo anterior, no siempre con 25 grados centígrados y sol se va a producir una mayor demanda de helados. Esto puede ser por el mes, dado que no es habitual consumir helados en Noviembre por muy buen día que haga, o la temperatura de los días anteriores, ya que no es lo mismo tomarse un helado después de 7 días de calor, que tomárselo si el día anterior estuvimos con abrigo y bufanda.
Esta modelización, orientada a la toma de decisiones mediante el análisis detallado de la información con el objeto de realizar predicciones, conforma toda una nueva tendencia basada en Inteligencia Artificial, que está revolucionando todo.
Big Data, Internet of Things o Inteligencia Artificial son todos conceptos muy relacionados entre sí, dado que todo lo que realizan está dentro del ciclo de generación y análisis de la información, y al igual que sucede con el big data, requiere una capacidad de proceso que podemos optimizar y ajustar en base a eventos que son aleatorios, y su proliferación habría sido muy complicada sin cloud computing.
Hacia una cultura totalmente digital
Nosotros también hemos cambiado, nuestros hábitos de trabajo se han modificado de forma drástica y cada vez utilizamos más sistemas de comunicación basados en tecnologías de movilidad.
Ahora vivimos en nuestro teléfono móvil, que hace las veces de oficina portátil que se mueve con nosotros. Llegando incluso hasta extremos que no habríamos podido imaginar, y creando nuevas líneas de negocio totalmente disruptivas en todos los ámbitos, como por ejemplo el negocio de “car sharing”. Quién le iba a decir a Mercedes o a BMW que sus nuevas líneas de negocio “Car2go” o “DriveNow” iban a competir con las de otros fabricantes en todas las ciudades europeas, no para vender coches, sino para alquilar coches por minutos dentro de las capitales, modificando completamente las necesidades de mercado: del lujo y la diferenciación por la exclusividad, al bajo consumo y la adaptación a la ciudad.
Todas las empresas cambiamos y nos adaptamos al nuevo entorno, y es importante tener claras qué tecnologías tenemos al alcance para no poner límites a los nuevos modelos de negocio que están por llegar, y que dependen cien por cien de nosotros.