Salinas Marinas de Fuencaliente, ejemplo de innovación y tradición
Centro Red Cide que le asesoró
Salinas Marinas de Fuencaliente, S.L.
EMPRESA:
Las Salinas de Fuencaliente fueron fundadas en 1967 por Fernando Hernández Rodríguez, con la visión de emprender la tradición salinera en el extremo sur de La Palma. Desde entonces, la empresa familiar ha superado importantes retos, incluidas las erupciones volcánicas del Teneguía (1971) y de Cumbre Vieja (2021), que afectaron directamente a la producción. Tras más de cinco décadas de esfuerzo y resiliencia, ya es la tercera generación la que mantiene viva esta actividad artesanal, consolidándola como referente cultural, económico y turístico en Canarias.
ACTIVIDAD:
La empresa se dedica a la producción artesanal de sal marina y flor de sal, obtenidas de forma ecológica mediante evaporación solar y recolección manual. Con una producción media anual de 500–600 toneladas, comercializa tanto sal común como sales gourmet (Flor de sal de vino, limón y pimienta, mojo rojo y verde, almogrote…) distribuidos en el mercado local y de exportación. Desde 2013 gestiona también el restaurante temático El Jardín de la Sal, que combina gastronomía local, interpretación cultural y turismo experiencial, contribuyendo a diversificar y reforzar el modelo de negocio.
INNOVACIÓN:
En los últimos años, Salinas de Fuencaliente ha impulsado un proceso de innovación continua: ha modernizado su imagen corporativa, desarrollado aplicaciones digitales para enriquecer la experiencia del visitante, y creando productos innovadores como la sales aromatizadas en colaboración con bodegas locales y otras empresas locales. También ha mejorado sus infraestructuras y maquinaria de procesado y envasado, con criterios de sostenibilidad y eficiencia energética, posicionándose como un modelo de integración entre tradición, turismo y tecnología en el medio rural canario.
Entrevista

¿Qué logros más importantes ha conseguido?
El mayor logro ha sido mantener vivas las salinas durante más de 50 años, en un contexto muy difícil para la salicultura tradicional. Hemos conseguido diversificar la actividad con productos gourmet únicos y con el restaurante Temático El Jardín de La Sal, que nos ha permitido vincular la producción artesanal con el turismo gastronómico y cultural. Además, exportamos a Europa y hemos dado a conocer nuestra sal como un producto de calidad internacional. El reto actual es seguir innovando en procesos, digitalización y sostenibilidad para garantizar la viabilidad del proyecto en el futuro y la obtención de Certificados de Calidad.
¿Qué les ha aportado la Red CIDE?
El acompañamiento de ADER La Palma y la Red CIDE ha sido clave para orientarnos en la búsqueda de financiación y para guiarnos en la puesta en marcha de proyectos innovadores, en los últimos años podemos destacar desde la construcción y puesta en funcionamiento del Restaurante Temático El Jardín de La Sal, el apoyo en la nueva fábrica de procesado, actualización de la maquinaria, hasta la digitalización. En el último año se ha venido trabajado para mejorar la eficiencia energética y producción de energía solar de las instalaciones presentando diversas solicitudes de financiación. El turismo de Salud y Belleza es uno de los proyectos en mente.
Actualmente se está trabajando en la revalorización de la Flor de sal como producto gourmet por excelencia. Su principal cualidad es el contenido de valiosos minerales y oligoelementos, así como su reducción en sodio con respecto a otras sales. Su cultivo es fruto de un proceso natural y laborioso, ya que cristaliza sólo con la combinación óptima de mucho sol, poca humedad y leve brisa.
Con este producto “Flor de Sal” se están investigando nuevos sabores y aromas de sal con materias primas locales ecológicas para la obtención de sales de alto valor en restauración, aportando nuevo valor a nuestro producto “raíz”, mediante nuevas y novedosas técnicas de liofilización y rotavapor.
¿Qué diría a otros empresarios?
“Que no tengan miedo a innovar, incluso cuando se trate de negocios tradicionales. Con el apoyo de entidades como la Red CIDE es posible transformar un producto o un oficio de siempre en una propuesta moderna, atractiva y sostenible. La innovación no significa abandonar la esencia, sino fortalecerla y hacerla viable para las nuevas generaciones.”

