Fondo azul menú

Entra, innova

Nueva entrada al blog de Artemis Rivero, experto en innovación de la FPCT-ULPGC y técnico de la Red CIDE. En esta ocasión nos introduce en una iniciativa que permite conocer desarrollos del Instituto para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en Comunicaciones de la ULPGC. Algunas de sus tecnologías ya se aplican, por ejemplo, en el mundo de las comunicaciones por luz visible, un nuevo estándar que tendrá aplicaciones donde otras tecnologías no llegan. 

 

 

 

 

 

No siempre es fácil ver la utilidad práctica inmediata de un resultado de una investigación. En el año 1840, un matemático (y filósofo, inventor, ingeniero…. ) llamado Charles Babbage fue invitado a presentar su máquina analítica en un seminario de la Universidad de Turín. Esta era una máquina que mejoraba un primer prototipo creado tres años antes, y vendría a ser una máquina de propósito general con capacidad para realizar operaciones matemáticas. Si tiene usted curiosidad por ver dicha máquina, se podría decir que se parece a un telar o a alguna máquina de esas que aparecen en las fotos de la primera revolución industrial. Todo realizado con elementos mecánicos.

Al presentar la máquina en Turín, un ingeniero italiano decidió transcribir la ponencia al francés, lo cual dio para una publicación para la Bibliothèque universelle de Genève, en 1842. Por su lado, un amigo de Babbage encargó a otra persona traducir aquella transcripción al inglés. Dicha transcripción incluyó, por cuenta de la autora, una serie de anotaciones que llevaron bastante tiempo crear. Aquellas anotaciones complementaban el trabajo inicial de Babbage. Dichas anotaciones no eran ni más ni menos que unos algoritmos, que se publicaron en 1843. La máquina, como se puede imaginar, vendría a ser una especie de calculadora, y las anotaciones “extra” fueron creadas por Ada Lovelace, matemática y escritora, y dieron lugar al primer programa informático de la historia. Es decir, algoritmos creados para que una máquina las leyera y operara… algo.

Estamos hablando de una creación que, en aquella década, no tenía ninguna utilidad. Piénselo bien, los primeros ordenadores de uso masivo en los años 80 del siglo pasado, más de 100 después de haber sido creados los algoritmos de Lovelace. Incluso en pleno siglo XX era difícil saber para qué utilizar los ordenadores y máquinas similares, más allá de encriptar mensajes en la Segunda Guerra Mundial (era otro tipo de máquinas, efectivamente) o enviar a alguien a la Luna.

Babbage y Lovelace planteaban unos nuevos dispositivos y formas de pensar y actuar con las máquinas como una forma de aumentar el conocimiento humano en aquella época, y si acaso dieron con formas, en aquel momento teóricas, de ayudar a los seres humanos a calcular operaciones matemáticas. ¿Quién en 1850, por ejemplo, habría dicho “vamos a crear juegos para que el público juegue en estas máquinas” o “crearemos obras de teatro que se puedan ver desde casa y con trucos visuales que nos permitan representar cosas imposibles de hacer en un escenario” o incluso “usaremos estas máquinas para enviarnos mensajes con caras sonrientes”?

¿Para qué usamos hoy en día los ordenadores? Para eso y mucho más, no hace falta decirlo. ¿Quién ha encontrado todos los usos que se le pueden dar a los ordenadores? Pues, como se puede imaginar, todo esto aparece de una combinación del trabajo de científicos posteriores a Babbage y Lovelace, y empresas que vieron el potencial de esta tecnología, la ofrecieron como productos a otras personas y, al volver a conversar con estos clientes, mejoraban y perfilaban los productos informáticos.

Aún seguimos en ese ciclo. Hoy en día se usa la informática en áreas que no se usaban hace pocos años y dentro de cinco encontraremos nuevos usos.
Hace algunos años, pude participar en un evento donde científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria presentaban algunos de sus proyectos y resultados a un conjunto de empresas. Sobre una tecnología concreta que allí se presentó, algunas empresas preguntaron “¿y esto está disponible para comprarlo?”. La respuesta fue negativa.

Típicamente, en las universidades se investiga hasta llegar a demostrar algún concepto, tras lo cual se publica un artículo (o varios), cuyos destinatarios suelen ser otros científicos. Así es como se aumenta el conocimiento científico en nuestro mundo. En ocasiones, algunos estudios conllevan demostrar físicamente mediante prototipos que un concepto funciona. Ahora bien, que funciona desde el punto de vista técnico, pero no comercial. Para esto último, los procesos que se debe llevar a cabo exceden las funciones típicas de un centro de investigación como tal.

Ahí es donde entran las empresas tecnológicas, tanto las empresas creadas por los propios centros de conocimiento (spinoffs) como las empresas creadas al margen de ellas. La empresa tecnológica, entendida como una empresa que tiene por cliente a otras empresas (en un modelo B2B) o al público final (B2C), es capaz de llevar un desarrollo tecnológico hasta el punto en que sea comercialmente viable. Es una pieza fundamental para que las tecnologías creadas en los centros de investigación (tecnología de ultimísima generación) lleguen a ser un producto comercial que, con suerte, podrá revolucionar el mundo. Piense en Babbage y Lovelace.

El próximo día 29 de junio de 2020, en horario de 10:00 a 12:30, tendrá lugar el evento online "ENTRA, INNOVA: visitas para empresas a instalaciones de investigación", organizado por la Fundación Canaria Parque Científico Tecnológico de la ULPGC, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Red CIDE. En esta edición (esperamos celebrar más), podremos conocer algunos desarrollos del IDETIC, Instituto para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en Comunicaciones. Algunas de sus tecnologías ya se están aplicando, por ejemplo, en el mundo de las comunicaciones por luz visible, un nuevo estándar que tendrá aplicaciones donde otras tecnologías tipo Wifi, Bluetooth y otras no llegan. ¿Qué nuevas aplicaciones se encontrarán a las tecnologías aquí desarrolladas? La mejor respuesta a esto la darán las empresas que asistan…
 

Sobre el evento: https://www.fpct.ulpgc.es/es/noticias/item/462-entra-innova-visitas-para-empresas-a-instalaciones-de-investigacion-29-de-junio-de-2020-idetic-ulpgc.html

Para inscribirse: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSewR4I-_eWunVV9OwxPHS0UYcA3WaUgrLolZcB7am8I4BcCIw/viewform
 

Logos al pie 2024

“La Red CIDE es una iniciativa de la Consejería de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura del Gobierno de Canarias, impulsada a través de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI), y cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, con una tasa de cofinanciación del 85% en el marco del Programa Operativo FEDER Canarias 2021-2027

TIRA RedCIDE v1 2024 01 v2