Fuente: ABC

Están en todo nuestro alrededor. En productos alimenticios como helados y embutidos; se usan para espesar pinturas y en las estampaciones textiles; en anticongelantes para vehículos y para dar dureza al papel; en cosméticos y en la industria farmacéutica; también como fertilizantes agrícolas, en piensos para acuicultura... Las algas tienen más aplicaciones de las que podemos imaginar. Y muchas más aún por descubrir. Las nuevas tecnologías están permitiendo obtener de ellas productos muy innovadores: se plantea desde crear granjas oceánicas como sumideros de CO2 (porque ellas consumen este gas de efecto invernadero), hasta usar microalgas para el tratamiento de depuración de aguas residuales (eliminan eficazmente la contaminación) o como bioestimulantes en agricultura o como fuente para la producción de biocombustibles, e incluso, ahora en plena pandemia, se han encontrado sustancias en las algas pardas que tienen actividad antivírica frente al Covid. «Se valora la posibilidad de generar sprays nasales que inhiban la penetración del Covid», indica Juan Luis Gómez Pinchetti, director científico en el Banco Español de Algas y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias.