Fuente: El País

A la hora convenida, Ignasi Capellà descuelga el teléfono para la entrevista, pero se despide antes de una videoconferencia de trabajo que no será la última de la jornada. Así, en constante conversación con interlocutores físicamente ausentes, transcurren sus días desde que empezó el estado de alarma y toda su startup se pasó al teletrabajo. Para el cofundador de la catalana Broomx, el mundo en que vendía sus proyectores de entornos inmersivos de realidad virtual antes del coronavirus es ahora otro totalmente distinto. Por un lado, no es lo mismo verlo que contarlo. “Esta tecnología se basa en vivir la experiencia, es muy presencial”, afirma. Por otro, el mercado está patas arriba. “Uno de nuestros principales actores ha sido el sector de eventos, que ahora mismo está paradísimo y va a estar parado unos meses más”.