Fuente: El Mundo

Un aterrizaje es, junto con el despegue, de las maniobras más contaminantes que realiza un avión, pues la mayoría se realizan con pequeños parones, para dar paso a otros aparatos. Cuando el tráfico lo permite, realizan un descenso suave, que contamina menos. Los vuelos, además, suelen ser en zigzag, sobre todo cuando hay mucho tráfico. No son directos. En los meses de verano, los controladores tienen que encajar los aviones como pueden y eso implica que tengan que dar más vueltas.